Queridos amigos:
03 DE NOVIEMBRE DE 2014

Muchos se preguntarán: ¿Por qué esa emoción, si este hombre ya tiene experiencia? ¡Éste es el sexto libro que presenta!
En efecto, ya tengo las tablas suficientes para no emocionarme mucho por la publicación de un nuevo libro. Lo que me emociona, en grado superlativo, es la presencia de tantos amigos muy queridos que esta noche han venido a acompañarme. Me llega hasta el fondo de mi
corazón.
Alguien dijo: Es mejor tener amigos que tener dinero. Es verdad. El dinero no se lo lleva a uno a la tumba. Pero los amigos sí nos acompañarán durante nuestro sepelio.
Entremos ahora a nuestro propósito. En primer lugar, mi sincero agradecimiento al Gobierno del Estado, que a través del Instituto de Historia y Museos de Yucatán, bajo la dirección del Maestro Jorge Esma Bazán, gentilmente ha patrocinado la presentación de mi libro Recuerdos dispersos.
Amablemente, el Maestro Esma Bazán me facilitó este majestuoso recinto para el acto que ahora celebramos.
Por cierto, al enterarse de ello, el abogado Gaspar Humberto Gómez Chacón me dijo: Pilo, eres muy audaz al solicitar esa sala. Está muy grande. Tendrás que repartir tortas y juguitos para que el público asista en cantidad suficiente.
Yo le respondí: No hay necesidad de eso, Gaspar. Mis amigos no me dejarán mal esa noche. Y así ha ocurrido. ¡Muchas gracias a todos ustedes por su amable presencia!
El 17 de este mes se iniciará el Festival Internacional de la Cultura Maya -organizado por el Instituto de Historia y Museos de Yucatán-, con interesantísimas actividades artísticas y culturales.
Es una fiesta que durante 10 días celebra lo mejor del talento artístico en todas sus modalidades. Reúne a los investigadores, escritores, especialistas en lengua maya, académicos y conferencistas nacionales e internacionales, que buscan encontrar nuevas luces en el firmamento y la cosmogonía del mundo maya.
Pues el Maestro Jorge Esma Bazán gentilmente me ha concedido la oportunidad de desempeñarme hoy nada menos que como telonero de ese magno festival.
Mi agradecimiento también a mi amigo Gaspar Gómez Chacón, por las facilidades que me dio para editar Recuerdos dispersos; a don Carlos Vivas Robertos, por el diseño de la portada e interiores del libro; y a Wendy Piña García, por su diligencia para lograr la impresión de esta obra.
Igualmente agradezco a las presentadoras y la prologuista, mis bellas e inteligentes colegas Ana Gabi Aguilar Ruiz, Romina Benavides Lugo y Ninette Lugo Valencia por su destacada participación en este acto. Gracias, gracias. ¡Ah!, y a mi hijo Andrés, el nene de la familia, por su papel de maestro de ceremonias.
También tengo palabras de agradecimiento para los buenos amigos que gentilmente adquirieron varias decenas de ejemplares en la modalidad de preventa, lo que me permitió cubrir oportunamente los gastos de impresión del libro (Desafortunadamente, el licenciado Gómez no da fiado).
Hace siete años, en el local del Colegio de Abogados de Yucatán, al presentar mi obra Miscelánea de Abogados manifesté mi intención de retirarme de la redacción de relatos festivos del foro yucateco. Así, publiqué dos libros ajenos a ese tema. Sin embargo, Recuerdos dispersos es una colección de anécdotas principalmente de jurisconsultos de esta tierra, con una considerable dosis de achiote. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué falté a mi palabra?
La culpa la tiene el féisbuc. Cuando me inicié en los recovecos de ese moderno medio de comunicación, en lugar de escribir como muchos acostumbran: Estoy cenando en una panuchería de Santiago; hoy iré al cine; o simplemente aburrriiidooo-, yo redacté una anécdota por vía de entretenimiento.
La respuesta me asombró. Inmediatamente, desde Valladolid el licenciado Roberto Montañez Ávila me preguntó: ¿Viene otro adobado con achiote? Me apunto para el nuevo libro.
Mi sobrina Cristi Escalante Garma apoyó la idea, pidiendo más episodios de abogados, en lo que fue secundada por sus hermanas Mariale y María José.
Y luego, como en un tsunami, muchas amistades me solicitaron más historias chuscas de letrados yucatecos. Poco a poco fui redactando nuevos episodios, incluí un par de semblanzas, anécdotas de viajes y recuerdos de sucesos familiares hasta conformar el libro que hoy presentamos.
¿Por qué seguí redactando anécdotas e impresiones de viajes? La respuesta me la dio el abogado Jorge Álvarez Rendón cuando una mañana, de visita en mi oficina, me dijo: “Si ya escribiste y publicaste, ya te envenenaste. Ahora vas a seguir escribiendo hasta el fin de tus días”.
Eso es cierto. Éste es mi penúltimo hijo, pues el siguiente ya se está gestando en el disco duro de mi computadora.
De una u otra forma, diversas personas me apoyaron en la redacción de Recuerdos dispersos. A ellas les expreso mi agradecimiento en el propio libro y ahora me permito mencionarlas nuevamente:
- Mi esposa, Irma, la que más sufre con mis aventuras como escritor.
- La licenciada María Elena Guillermo Cáceres, mi cordial amiga Malenita, quien pacientemente corrige mis errores de redacción.
- Desde luego, mi amigo Roberto Montañez Ávila, por sus palabras de motivación.
- El maestro Jorge Álvarez Rendón, quien no solamente ha comentado elogiosamente algunos episodios, sino también me sugirió la edición de este libro.
- Dos damas que siempre me han dirigido palabras amables por las publicaciones en el féisbuc: la gran cantante Conchita de Antuñano y la licenciada María Teresa Navarrete Barrera. Ambas me motivan a seguir escribiendo.
- Mis sobrinas Escalante Garma, preciosas las tres.
- Desde Monterrey, mi pariente y antiguo condiscípulo Jorge Tenreiro Rivero.
- Los Muchachos, los amigos más fieles que uno pueda desear: Jorge Peniche Aznar, Jorge Heredia Trujillo, Pablo Castro González, Emilio Molina Traconis y Stephen Urbina Aznar, mis fraternales compañeros de la generación 1969 de la entonces Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Yucatán.
- Y las dos jóvenes abogadas a quienes he dedicado esta obra: Cristina Pérez Cordero y Rosalba del Carmen Fuentes Bustillos, quienes son mi apoyo en el despacho.
A ellos y a todos ustedes, nuevamente, muchas gracias
No hay comentarios.:
Publicar un comentario